La toxina botulínica es una proteína natural purificada que se utiliza en medicina estética para conseguir un rostro relajado y sin arrugas de expresión.
El
Botox proviene de una proteína producida por un tipo de bacteria, capaz de causar envenenamiento alimenticio en caso de consumir grandes cantidades. Desde dicho descubrimiento, en 1895, transcurrió prácticamente un siglo hasta que se empezaran a comprobar las posibles propiedades medicinales de la citada bacteria. En los años 70 de este pasado siglo, un optometrista de San Francisco, el Doctor Alan Scott, comprobó los efectos que causaba en el rostro de su paciente una pequeña inyección de la toxina botulínica, que es el componente activo del Botox. Lo hizo con la intención de detener un pestañeo incontrolable en uno de los ojos del paciente, en 1987 el Dr. Scott vendió los derechos del descubrimiento a la compañía Allergan, recibiendo más tarde la aprobación de la FDA para denominar Botox a la toxina botulínica de tipo A, siendo este el nombre por el que es más conocido en la actualidad.
El
Botox es una toxina con un componente totalmente biológico (no es químico, ni sintético) y es secretada por un microorganismo llamado clostridium botulinum. Dicha toxina tiene la propiedad de producir la relajación temporal del músculo estriado (es el tipo de musculo que comprende todos los movimientos voluntarios). El Botox es una proteína altamente purificada que se extrae de una bacteria y que tiene la capacidad de interrumpir el impulso nervioso que origina una contracción muscular. Su efecto farmacológico tiene lugar a nivel de la unión neuromuscular. En esta región de transición entre el nervio periférico y el músculo se produce la liberación de la acetilcolina, un neurotransmisor necesario para la contracción muscular. Pues bien, el Botox actúa de forma local bloqueando la liberación de la acetilcolina, lo que consigue una relajación de forma temporal, que no causará ningún daño ni lesión física en las estructuras nerviosas. Cuando hablamos de
Botox, de inmediato nos vienen a la cabeza arrugas que desaparecen de la cara como por arte de magia. Su utilización más frecuente ha sido ya desde principios de los años 90, para el tratamiento de las arrugas de expresión. Los precursores del Botox fueron los doctores Alaistair y Jean Carruthers. En 2002 el Botox obtuvo su aprobación oficial en EEUU y en España en febrero de 2004, para su uso en el área estética. A comienzos de 2010 ya contamos con tres laboratorios que comercializan la toxina botulínica tipo A o Botox. El Botox es un fármaco que, mediante su infiltración con aguja, relaja temporalmente el músculo tratado. Sus efectos aparecen a los 3 o 4 días de aplicación, porque la inmovilización del músculo es gradual, permanece durante 3 meses y se mantiene 2 o 3 meses más. La reversibilidad es absoluta.
Existen dos tipos de arrugas:
- Las arrugas de tipo ESTATICO ó EN REPOSO: son las que cuando se mantiene la cara relajada sin hacer ninguna expresión se detectan en el rostro.
- Las arrugas de tipo DINAMICO: son las que aparecen sólo ante los movimientos de los músculos de la cara.
Ahora bien, eventualmente una arruga de tipo DINAMICO en una persona joven, termina por convertirse unos años después en una de tipo ESTATICO, pues acaba por marcarse la piel y hacerse visible siempre, aunque no se haga ningún movimiento. El
Botox, procede a la relajación de los músculos donde se inyecta. El Botox no es inyectar por inyectar, es el arte de diseñar un rostro joven y natural (sin que se note), y cada persona es UNICA, así que no es algo que se aplique sistemáticamente. La zona en la que se puede utilizar el
Botox es donde aparecen las arrugas de expresión del tercio superior de la cara, en las arrugas del entrecejo. La literatura médica refiere también su uso en las arrugas de la frente y las arrugas laterales de los ojos ( patas de gallo). Existen estudios que avalan su efectividad en las zonas de la cara como las arrugas del mentón, las comisuras caídas y arrugas alrededor del labio en su fase inicial. La aplicación se hace con agujas muy finas, inyectando directamente en el músculo hipercinético. Las únicas complicaciones que se podrían apreciar con el
Botox son las relacionadas con la inyección, la aparición de equimosis (moraditos) en los sitios de punción, si se toca algún vaso sanguíneo. En algunas personas, a pesar de una buena aplicación y seguir las indicaciones pueden ocurrir situaciones como una ceja más alta que la otra pues la fuerza de cada lado de la cara puede no ser exactamente igual. En caso de que esto ocurra se corrige fácilmente en la cita de control a los 10 días. Cuando pase el efecto del
Botox, Se devolverá la movilidad de tu rostro sin duda alguna, pero durante el tiempo que los músculos permanecieron quietos habrán perdido fuerza y se habrán perdido el hábito de estar contraídos, de manera que te verás mejor que antes de colocártelo. Es importante saber que los músculos tienen memoria. Con los tratamientos continuados se consigue una rehabilitación del movimiento, educando así la cinética del mismo. La disminución en la fuerza de contracción de la musculatura de la mímica con el tratamiento del Botox tiene:
- Efecto directo: el rejuvenecimiento de la expresión, con disminución de arrugas.
- Efecto indirecto: la prevención en el incremento de las arrugas tratadas, ya que, se relaja durante unos meses la musculatura que las provoca.
- A lo largo del año se planifican de dos a tres tratamientos para mantener los resultados.
Una vez hecho el tratamiento, si en el fondo de la arruga hay un vaciado porque la arruga se formó hace mucho tiempo, se repone ese volumen con un relleno no permanente. Muchas son las personas alrededor del mundo que utilizan el Botox para rejuvenecimiento facial. Los resultados son realmente sorprendentes, un rostro puede verse años más joven una vez tratados con la toxina. El Botox bien aplicado da un aspecto fresco, juvenil y descansado sin necesidad de cirugía.
El éxito del resultado está en que te sientes con calma con tu médico, que revise tu cara, tus expresiones, cada uno de los movimientos. Que le cuentes cuales líneas de expresión te preocupan más, que escuches las sugerencias de tu médico y que se planee con calma los puntos en los que se va a inyectar. Hay cosas que se pueden lograr como levantar las cejas, cambiar la forma de ellas, abrir un poco mas los ojos...etc... también puede que haya algunas líneas de expresión que quieras conservar, y eso debes también concertarlo con tu medico.
Si ves que tu médico no dedica todo este tiempo, dedicación y cuidado al colocarte tu Botox, que no hace una marcación previa... piénsalo dos veces, a lo mejor no estás con la persona adecuada. El Botox no es inyectar por inyectar, es el arte de diseñar un rostro joven y natural (sin que se note), y cada persona es UNICA, así que no es algo que se aplique sistemáticamente.
- Otras aplicaciones del BOTOX:
El
Botox no sólo sirve para tratar las arrugas, sus propiedades son tan variadas que se utilizan para diferentes aplicaciones no sólo estéticos, sino para mejorar síntomas o enfermedades médicas. Uno de los tratamientos más solicitados del
Botox es para
eliminar el exceso de sudoración o hiperhidrosis. La inyección de
Botox produce una disminución localizada, prolongada y reversible de la transmisión colinérgica, inhibiendo la liberación de acetilcolina que es la sustancia que desencadena el mecanismo de la sudoración. El efecto se debe a un bloqueo selectivo de la función de las glándulas sudoríparas a nivel de la zona de inyección y por tanto disminuye la producción de sudor en la zona donde se ha inyectado. En cuanto al uso médico del
Botox comienza en el área oftalmológica para
tratar el estrabismo, ya sea desviación del ojo hacia adentro, o hacia afuera, para
evitar las migrañas, neurólogos han comprobado que inyecciones de
Botox en el cuello y la cabeza parecen ser la solución para que desaparezcan esos horribles dolores. También es un sistema al cual se recurre
para evitar la incontinencia urinaria, la Agencia Española del Medicamento ha aprobado el uso de toxina botulínica tipo A para tratar la Vejiga Hiperactiva Idiopática (VHI). Los tics y bruxismo también pueden ser tratados con
Botox como los blefaroespasmos o cierre involuntario de párpados, guiños o tics faciales, el bruxismo o cierre mandibular involuntario con rechinar de dientes o las contracturas cervicales crónicas. Cada vez están apareciendo nuevas aplicaciones clínicas con la Toxina Botulínica.